PRESENTACIÓN

Objetivamente, después de analizar los datos aportados por el Informe COTEC 2005, el Observatorio FECYT 2004 y los Indicadores Científicos de Andalucía editado por la Consejería de Innovación , Ciencia y Empresa, la posición de Andalucía en el ranking de la I+D de las diecisiete Comunidades Autónomas se encuentra por debajo de la mitad de la tabla. Quiere decir que en conjunto nos situamos más cerca del descenso de categoría que de jugar en la European Research Area. Los datos indican que en el año 2002 estábamos en el puesto penúltimo en gasto por investigador y que Andalucía cuenta con 1,6 investigadores por cada mil habitantes frente a los 2,1 de la media española. Dicho de otra manera se necesitarían cerca de cuatro mil investigadores más para alcanzar dicha media.

A pesar de lo anterior en producción científica nos situamos por encima de las circunstancias y en la nueva responsabilidad que se nos asigna, sin financiación adicional, de activar la transferencia del conocimiento y la innovación, las universidades andaluzas estamos cumpliendo. Así lo muestra el último índice IAIF ( Instituto de Análisis Industrial y Financiero ) de la Innovación Regional que en la componente " Universidad" alcanza un valor de 40,50, mientras que la componente "Empresas Innovadoras" se queda en un 15,93, la componente "Entorno regional y productivo" en un 31,85 y la componente "Administración Pública" en 22,30. No somos pues responsables, como en algunos medios se ha insinuado, de que el índice medio (29,03) de la innovación regional sitúe a Andalucía a bastante distancia de Navarra, País Vasco, Comunidad Valenciana, Cataluña y Madrid.

Pero las dificultades de la tarea investigadora no tienen su origen únicamente en la precariedad de laboratorios, espacios, infraestructuras y recursos humanos. El problema adicional es que cada vez más todas las administraciones públicas, con independencia del color ideológico, se empeñan en poner piedras en el engranaje; política justamente contraria a la que se supone que deberían hacer: lubricar la maquinaria para que funcione sin rozamientos. Estamos asistiendo paulatinamente, bajo la coartada de una necesaria profesionalización de la gestión de la investigación, a un incremento de la contaminación burocrática generada por la incursión en el sistema de múltiples interventores, auditores, secretarías técnicas, servicios variopintos, agencias varias, aplicaciones telemáticas, etc., con la característica común de desconocer la especificidad inherente a la investigación científica. De esta forma, aparte de conseguir el enfado generalizado de los investigadores - que inventen ellos - estamos asistiendo a una preocupante paralización del sistema, unida a la falta de transparencia en las convocatorias y resoluciones.

Nada de lo expresado más arriba puede justificar el que no intentemos mejorar nuestro trabajo. La presente Memoria de Investigación coincide con el año final de la anterior legislatura en la que asumimos la tarea de gestión en el Vicerrectorado de Investigación.

Por ello hemos considerado oportuno incorporar al principio un capítulo de gráficos que muestran los datos de evolución de los principales indicadores de la investigación en la Universidad de Sevilla correspondientes a los cuatro últimos años.

Se trata, como hacemos todos los años, de ponernos en el escaparate para que la comunidad universitaria y la sociedad a la que nos debemos pueda valorar el trabajo realizado por los profesores e investigadores. Por mi parte no puedo resistirme a llamar la atención en esta introducción sobre el hecho de que el único indicador negativo en ese periodo sea precisamente el de las ayudas a la investigación que los grupos han recibido de la Junta de Andalucía. Difícilmente es creíble el discurso de la apuesta por la Sociedad del Conocimiento cuando el mayor centro universitario andaluz generador del mismo no es valorado en su justa medida.

Pero el ejercicio de la ciudadanía crítica, solidaria y responsable, recogido en el artículo 3 de nuestro Estatuto como uno de los objetivos básicos de la Universidad de Sevilla y amparado por la autonomía universitaria, nos compromete también a colaborar con las instituciones y especialmente con el gobierno andaluz con el objetivo común de mejorar el bienestar social. No en vano formamos parte de una institución que acumula quinientos años de historia.


Saturio Ramos Vicente
Vicerrector de Investigación