Figura de César en la Alameda de Sevilla | Un estudio realizado por el profesor de Filología Latina de la Universidad de Sevilla José Solís de los Santos profundiza en el trasfondo humanista de la Alameda de Sevilla. La Alameda de Sevilla con su monumento de las dos columnas es un ejemplo representativo del arte y la cultura renacentistas.
En este artículo, Solís comenta todas sus inscripciones latinas, que escribió Francisco Pacheco para un programa iconográfico en el que pudieron participar otros eruditos del círculo poético de Fernando de Herrera. Al mismo tiempo indaga en el posible origen del mito de la fundación de Sevilla por Hércules en la interpretación que dieron historiadores medievales y renacentistas sobre los más evidentes restos romanos de la ciudad, seis enormes columnas de granito que se conservaban en el caserío urbano, dos de las cuales se utilizaron en dicho monumento.
Desde la perspectiva de la literatura clásica, la denominación Alameda de Hércules resulta un tanto redundante, porque el álamo es el árbol consagrado a Hércules el Alcida, según se lee en conspicuos pasajes de la poesía latina y sabían muy bien nuestros clásicos del Siglo de Oro. Sin embargo, los expertos señalan que este tópico de la dendrografía poética no aparece ni siquiera aludido en los numerosos escritos literarios o descriptivos que en aquella época trataron del gran paseo ajardinado y su monumento, excepto en un soneto de fuerte influjo gongorino (Sacras plantas de Alcides, que el dichoso / silencio i soledad de nuestro prado) que compuso el poeta Juan de Espinosa y se publicó en Encomio de los ingenios sevillanos (1623).
“Lo que fue evidente y obvio en el pasado, se vuelve incomprensible o queda inadvertido para las generaciones venideras, como es el caso también de las columnas que, en opinión de la erudición de aquella época, fueron de Hércules antes de que figuraran dos de ellas en el emblema del emperador Carlos V y en el escudo de armas de su reino más emprendedor y servicial”, comenta el autor del estudio.
La Alameda y su monumento compaginan también el factor de pública utilidad y el de cultura al aunar un urbanismo moderno fundado en el bienestar general y la ornamentación artística que confería nuevo cauce e interpretación a los más señalados vestigios de la Antigüedad clásica que quedan en Sevilla: las columnas monolíticas de la calle Mármoles. A aquel conjunto arquitectónico de la colonia Julia Rómula, fuese templo o pórtico de foro, pertenecían esos dos monolitos que transportaron hasta el entonces llamado prado de Belén en un delicado trabajo de ingeniería que se anticipaba en doce años a la erección del obelisco egipcio en la plaza de San Pedro por el papa Sixto V, restos también de la ornamentación urbana de la Roma clásica. Más información. | 
