La denominada minería de datos, la ingeniería de software, los algoritmos en redes sociales, todo lo relacionado con la seguridad informática, la automatización de los procesos de negocios y la domótica, son grosso modo las materias que centran las líneas de investigación que desarrolla el Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Sevilla. Un Departamento coordinado por el que ha sido galardonado con el Premio Fama 2012 a la Trayectoria Investigadora en Ingeniería y Arquitectura, el Catedrático Miguel Toro Bonilla, quien reivindica la necesidad de desarrollar una investigación que surja como respuesta a un problema, a una necesidad del entorno, y no a la inversa, con un enfoque ingenieril que conecte de forma directa con el tejido empresarial internacional y que sea capaz de “vender” un producto al mercado.

El Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Sevilla nació alrededor de 1985 y lo que entonces constituyeron un reducido grupo de profesores cuenta ya con más de 70 investigadores. La consolidación de esta estructura y la orientación de los grupos de investigación que hoy lo conforman, la puesta en marcha con paso sólido, junto al antes Rector de la Universidad de Sevilla, Joaquín Luque Rodríguez, de la Fundación para la Investigación y el Desarrollo de las Tecnologías de la Información en Andalucía (FIDETIA),  así como su labor en la consolidación de la Informática en Sevilla y en España, han hecho que sea más que merecido el galardón del Premio Fama 2012 que otorga esta Institución Universitaria.

Líneas de investigación

“En la actualidad los grupos trabajan ya de forma autónoma, pero es muy importante que exista una coordinación entre ellos para obtener conclusiones integradoras y para que se nutran de conocimientos unos y otros”, enfatiza Toro Bonilla. En este contexto se encuentran las investigaciones que dirige el catedrático José Cristóbal Riquelme sobre minería de datos, “una línea muy fructífera tanto a nivel nacional como internacional”, señala Miguel del Toro.

En lo que compete a la Ingeniería de Software, el profesor Rafael Corchuelo desarrolla ideas, conceptos y herramientas adecuadas para enfrentarse a la complejidad de las aplicaciones basadas en la Web. De su Grupo de Investigación han surgido ya dos nuevas spin-off. Por su parte, el profesor Antonio Ruiz dirige trabajos relacionados con la producción de software como línea de producto, la automatización de la verificación de la calidad de los servicios informáticos y la de los procesos de negocios. Y el equipo de María José Escalona profundiza, entre otras muchas cuestiones, en asegurar parámetros de calidad en la producción de software.

Investigaciones sobre redes sociales, liderada por el profesor José Antonio Troyano, sobre seguridad en aplicaciones informáticas que coordina Rafael Martínez, todo lo relacionado con informática del hogar y de la salud que dirige Juan Antonio Ortega y el trabajo de investigación del grupo de Carmelo del Valle, gerente de FIDETIA, sobre automatización de negocios, completan la labor investigadora de este Departamento.

“La idea, insisto es que las Escuelas de Ingeniería en general y las de  Informática en particular deben tener como misión generar el conocimiento tecnológico. Desde este punto de vista el Ingeniero Informático tiene como papel fundamental contribuir a generar el conocimiento tecnológico necesario en el campo de las TICs,  así como contribuir a adecuar el conocimiento tecnológico disponible a nivel internacional a las empresas españolas. El Ingeniero Informático es una pieza clave en el desarrollo económico basado en el conocimiento que necesita la sociedad española y debe detectar qué problema hay a su alrededor para darle más tarde una solución”, defiende el catedrático Miguel Toro, que hace hincapié en la necesidad de hacer un tipo e investigación “útil para el mundo que nos rodea”.

El vicepresidente de la Sociedad Científica Informática de España y miembro del Consejo Asesor en la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación (Aneca) reconoce no obstante, que este enfoque “choca” con el tradicional punto de vista cientifista de las Universidades, en las que muchas veces se mide la calidad de la investigación por el número de publicaciones en revistas especializadas de alto impacto, pero que aísla, asimismo, a la investigación de la realidad económica.  

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